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Tarta Cremosa de Cerezas




 Las cerezas o picotas son frutas de verano que son como las pipas, empiezas por una y no puedes parar hasta que no le das fin jejeje. Hasta este año siempre pensaba: qué pena, para usarlas en postres hay que partirlas y deshuesarlas y no es fácil, pero gracias a facebook y mi madre que me pasó un link este verano he aprendido una técnica que las deja intactas.

Sólo se necesita una pajita o cañita de las de refresco pero que tenga más consistencia, ésta se pone en la base del fruto y se va introduciendo poco a poco y empujando así el hueso hacía arriba por donde la cereza se una a su rabito hasta que sale por ahí. La cereza se queda con su forma y con un agujero en la base y otro arriba. Aquí dejo unas fotos que siempre es más gráfico y ayuda a entender la explicación.

Le tomé tal gusto a la técnica que deshuese más picotas y las congelé, así para el invierno pueden ir de relleno en una tarta o en unas pastas quién sabe.

La base y relleno es básico para cualquier tarta de frutas, se puede elegir de una sola fruta como ha sido mi caso o variedad de ellas, también se le puede poner un almíbar por encima.

Las tartas de frutas y crema siempre triunfan allí donde van.
Tarta Cremosa de Cerezas

Ingredientes para la masa
  • 375 grs. de harina de trigo
  • 180 grs. de mantequilla fría
  • 1 pizca de sal
  • Agua fría
Ingredientes para la crema
  • 1 litro de leche
  • Vainilla en polvo
  • 3 yemas de huevo
  • 1 vaso de los de agua de azúcar blanca
  • 3 cucharadas soperas de harina
Ingredientes decoración
  • Picotas deshuesadas al gusto
Elaboración

Lo primero será hacer la masa para que repose mientras realizamos el resto de la tarta. En un recipiente hondo se echa la harina, la sal y la mantequilla fría a dados. Con la mano se debe desmenuzar e intentar mezclar, como son dos ingredientes secos no llegarán a unirse, se convertirá en una especia de migas de pan húmedas, en ese momento añadir agua bien fría, debéis hacerlo poco a poco, con pequeños chorritos, porque la masa no necesita mucha cantidad. Una vez bien trabajada, podréis hacer una bola con tono amarillo y nada pegajosa, perfecta, la envolvéis en film transparente y a la nevera para que repose.

Mientras en un cazo vertéis el litro de leche menos una taza que lo apartaréis para mezclar la harina. En ese cazo además echáis, el azúcar, las tres yemas y la vainilla. Con unas varillas eléctricas le dais un golpe de aire para que quede bien esponjosa la crema, encendéis el fuego y calentáis sin dejar de remover con una cuchara de madera. Una de mis bisabuelas decía que siempre hacía el mismo lado.

En la taza de leche que habéis reservado se echa la harina y mezcla bien  para evitar grumos. Cuando la leche del cazo está caliente y a punto de ebullición, sin dejar de remover se vierte despacio la harina diluida. Ya están todos los ingredientes, ahora sin parar de darle vueltas dejar que hierva durante 3-4 minutos y veréis que la textura cambia creándose una especie de natilla de color claro. Ya se puede apagar y dejar enfriar.

En el molde donde se vaya a hornear y previamente engrasado con un poco de mantequilla se pone la masa quebrada que ya hemos trabajado con un rodillo, se ha estirado y dado la forma del recipiente. Se vierte encima la crema y se colocan las cerezas por encima, las podéis poner más juntas o separadas en función de la intensidad que queráis que tenga de sabor.

Se lleva al horno precalentado con el fuego abajo a 180ºC durante unos 40 minutos, en los últimos 10 minutos podéis darle calor también arriba. No es una tarta que se dore mucho, simplemente se nota que la masa ya está cuajada, se saca del horno y se deja enfriar entre 12-24 horas.

Aquí esta una tarta ya de la estación pasada pero que podéis guardar para la primavera verano 2.014



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